Legislación industrial y el modelo Cicaré

El talento necesita un ecosistema apto que lo acompañe y estimule

Definir las prioridades estratégicas de la industria nacional no es una tarea sencilla. Si queremos legislar más allá de la tormenta de innovación actual, debemos comenzar por comprender los recursos, las capacidades y el potencial del propio país en el contexto global.

Ahora bien, en este complejo contexto para el desarrollo industrial, hay casos sobresalientes que merecen atención.

En Saladillo, Provincia de Buenos Aires, existe una empresa que fabrica y exporta helicópteros al mundo: Cicaré S.A., un caso excepcional en América Latina, con hitos en el desarrollo aeronáutico argentino, prácticamente únicos en todo el hemisferio sur.

En 1958 fue construido el mítico Cicaré CH-1, cuando aun la industria global del helicóptero se encontraba en pleno desarrollo. Su creador, Augusto «Pirincho» Cicaré (1937 – 2022), un genio autodidacta a nivel mundial y una leyenda del mundo aeronáutico, construyó su prototipo en una pequeña localidad rural (Polvaredas) con elementos muy rudimentarios. Una proeza técnica sin antecedentes.

Pirincho tuvo entre todas sus vidas, un momento clave: bajo conocimiento del presidente Arturo Illia, Cicaré es enviado a la Fábrica Militar de Aviones en la década del 60 para trabajar en lo que podría haber sido una pieza revolucionaria de la industria nacional: el desarrollo autónomo de tecnología aeronáutica, fabricar helicópteros a gran escala en suelo argentino.

El golpe de 1966 dejó trunca una posibilidad única para el desarrollo tecnológico nacional. El proyecto Cicaré no fue continuado.

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