Qué día el cometa 3I/ATLAS estará más cerca de la Tierra y cómo se lo podrá ver
El tercer visitante interestelar de nuestro Sistema Solar, que desconcierta a los astrónomos por su trayectoria y propiedades, estuvo ayer a la menor distancia del Sol
El cometa 3I/ATLAS irrumpió en el cielo y en el debate científico con una fuerza pocas veces vista. Detectado por primera vez el 1 de julio de 2025 desde Chile por el super telescopio Atlas, este objeto viaja por el Sistema Solar a unos 60 kilómetros por segundo, una velocidad que desafía toda intuición.
Desde su hallazgo, el 3I/ATLAS puso en jaque varias certezas sobre cómo deberían comportarse los cometas. Su forma, su cola, su composición y su trayectoria no encajan en los modelos conocidos.
El fenómeno comenzó a tomar forma cuando el sistema de telescopios ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), con base en Chile, captó una luz débil cruzando el firmamento con un movimiento inusual. En pocas horas, los astrónomos confirmaron lo que parecía imposible: el objeto no pertenecía al Sistema Solar. Desde entonces, observatorios de todo el mundo siguen su recorrido con una mezcla de asombro y cautela.
De acuerdo con el NOIRLab, operado por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos, el cometa alcanzó su máxima aproximación al Sol a una distancia de 1.36 unidades astronómicas —unos 203 millones de kilómetros— y sobrevivió al intenso calor de su paso. El próximo desafío será resistir el viaje hacia el interior del sistema solar y completar su acercamiento a la Tierra en diciembre.
Lo que más desconcierta a los científicos es que 3I/ATLAS parece desafiar las leyes físicas que rigen el comportamiento de los cometas. Su cola, en lugar de apuntar en dirección opuesta al Sol, como dictan los principios básicos de la dinámica de gases, se orientó hacia la estrella. Esa “anti-cola”, una corriente de gas y polvo invertida, dejó perplejos a los especialistas y abrió la puerta a hipótesis poco convencionales.
El astrofísico de Harvard Avi Loeb fue uno de los primeros en aventurar una idea radical. “El objeto es una nave espacial alienígena que está desacelerando”, escribió el investigador, quien propuso que la anti-cola podría representar un mecanismo de “empuje de frenado” diseñado por una inteligencia avanzada. Según Loeb, este comportamiento marcaría un evento tipo “cisne negro”, inesperado y de enorme impacto para la astronomía.

 
				 
											

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