El “himno” que Alejandro Lerner compuso en sus comienzos tras la muerte de su padre y sufrir una estafa

Transcurría el año 1978, en plena dictadura militar, cuando dos hechos marcaron a fuego la vida del músico y compositor Alejandro Lerner. El primero, cuando fueron a buscarlo a su casa por averiguación de antecedentes y se lo llevaron detenido a la cárcel de Devoto, porque habían encontrado un “cigarrillo de marihuana”. Estuvo un mes preso en el pabellón de mala conducta. El segundo, cuando al poco tiempo de salir de la cárcel murió su padre.

“Acababa de cumplir 21 y me empezó a agarrar una especie de bronca. De ahí salieron todas mis canciones más irónicas, más ácidas de esa época”, recuerda Lerner en diálogo con LA NACIÓN, mientras se dispone a repasar la historia del inolvidable “Todo a pulmón”, el hitazo lanzado en 1983 que dio nombre a su segundo álbum y con el que dio el salto más importante de su carrera.

“La letra estaba ligada al asma que padecía. De chiquitito tenía una gran sensibilidad pulmonar, entonces, por alguna razón, la gente que me rodeaba veía cómo yo venía empujando, me esforzaba para salir adelante, y me decían: “Che, lo estás haciendo todo a pulmón”. Esa era una frase que me rondaba todo el tiempo. Y como era asmático, me resultaba muy significativa, porque el pulmón estaba muy presente en mi vida. Imaginate que en esa época se fumaba mucho en los pubs donde tocaba, entonces siempre me subía al escenario con una carterita de cuero negro donde tenía mi aparatito para el asma. ‘Todo a pulmón’ está dedicada a los asmáticos del universo”, proclama Lerner, que por estos días reparte su residencia entre Buenos Aires y Los Ángeles (Estados Unidos), donde tiene un estudio y vive cuatros meses al año.

Desde los 16 años, Alejandro era parte del rock nacional: venía tocando con artistas como León Gieco, Raúl Porchetto, Gustavo Santaolalla, Miguel Cantilo y Punch o María Rosa Yorio, además de otros proyectos de banda que no habían prosperado más allá de los ensayos y otras habilidades profesionales que había desarrollado, acompañando a cantantes populares, componiendo música de películas o tocando en obras de teatro. Fue así que conoció a Sandra Mihanovich en una obra que se llamaba Aquí no podemos hacerlo, de Pepe Cibrián y se convirtió en director musical por dos años, hasta que en el 82, tras el lanzamiento de su primer disco, Alejandro Lerner y la magia, se encontró con una popularidad inesperada de la mano de éxitos como “Por un minuto de amor”, “Nena neurótica” o “La balanza del bien y del mal”.

“Por esa época ya tenía cierta popularidad y había perdido esa sensación de anonimato, estaba comenzando una vida completamente nueva. Entonces se me empezó a acercar un montón de gente que se expresaba, para bien o para mal. La calle se convirtió en lugar completamente nuevo, empecé a salir en la tapa de la revista Pelo, que para mí era un sueño; empezaron a salir críticas de mis discos, de mis conciertos. De alguna manera rompí los límites de rock y me convertí en un artista popular”, recuerda Lerner el contexto en el que escribió la canción que sin dudas marcó un antes y un después en su carrera.

“Era un día otoñal, yo estaba en un departamento que me había prestado mi suegro, el papá de una novia que tenía, sobre la calle Aguilar. No tenía dinero. Imaginate que hacía un año que había sacado mi primer disco, pero todavía no podía comprarme una casa o un departamento. Entonces me senté como siempre al piano, un piano chiquito que había podido comprarme, con una hoja en blanco y una lapicera, y me puse a confesar. Porque “Todo a pulmón” fue como una confesión, no tuvo otra finalidad que documentar con gran honestidad mi estado de ánimo en ese momento”, sigue el músico, que recientemente fue premiado con un Grammy a la excelencia musical.

Alejandro Lerner debió crecer de golpe en la industriaArchivo

Qué difícil se me hace, mantenerme con coraje, lejos de la transa y la prostitución. Defender mi ideología, buena o mala, pero mía, tan humana como la contradicción. De a poco, empezaban a tomar forma las primeras estrofas y el estribillo. “La letra de “Todo a pulmón” es de una madurez mucho mayor a la que yo tenía en edad. Fue uno de esos momentos épicos, que uno no sabe bien qué pasó. Creo que en el momento de escribirlo, no tenía conciencia. Pero fue un momento más de lágrimas que de otra cosa, un momento de mucha angustia y contradicciones también, como cuando dice ‘Si el furgón es la primera…’. Todas esas contradicciones que tenían que ver con la popularidad, con el engaño, con la falta de experiencia y la ingenuidad; todo junto”.

Es que en medio de todo esa vorágine del éxito, el músico también había sido víctima de una estafa luego de su primera actuación en el Estadio Obras, frente a miles de espectadores.

“Yo llevaba ya siete años de componer canciones, lo que pasaba es que aún no tenía desarrollada mi capacidad de subirme a un escenario, de llevar adelante un show. De a poco empecé a tocar en los pubs los miércoles; después te iban dando los jueves, los viernes, los sábados doble función, hasta que un día vino un productor muy importante, que era Oscar López y me dijo: “Gallito -como me decía-, ya estás para un Obras. Y así saltamos de los pubs a hacer dos Obras llenos en el 82, en un concierto que se llamó La espera terminó”, recuerda Lerner aquella experiencia.

La canción habla de “la lealtad, de los principios de cada uno, de la inocencia y de la vocación”, entiende Alejandro LernerPATRICK LIOTTA

“Así que después de tocar, fui a la oficina de mi manager para ver cuánto dinero había ganado, porque no tenía ninguna experiencia de Obras. La leyenda es que voy a ver al contador y le digo: ‘che, ¿cuánto dinero me quedó acá en Obras?’ Y me dice: ‘¿Adiviná?’ Y le digo, ‘no sé, qué se yo, ¿cinco mil?’. ‘¡Cinco mil, Alejandrito! Vení, firmá acá’. Y firmé un recibo por esa plata, lo que el tipo había decidido que yo iba a cobrar por dos Obras llenos. Imaginate lo que era yo a esa edad, una criatura, un angelito, con talento y con huevos, pero muy inocente con todo lo que era la parte comercial”, sigue el relato.

Acostumbrado a tocar en vivo en los pubs, a la hora de grabar “Todo a pulmón” pidió que apagaran las luces del estudio para recrear una atmósfera más íntima y sensible. Así, mientras su amigo Daniel lo iluminaba con una linterna, interpretó la canción como si la estuviera grabando en vivo en el pub, y así salió la versión original, sin “el freakeo de estar en un estudio”.

“Creo que ‘Todo a pulmón’ habla de la lealtad, de los principios de cada uno, de la inocencia y de la vocación. Todavía debo tener guardada en algún lugar la hoja original”, dice el músico y compositor, que este año planea un nuevo tour por Europa, Australia y Nueva Zelanda a la vez que lanzará su próximo álbum, Alterno.

“Todo a pulmón la escribí por una necesidad de documentar un estado de ánimo, una especie de exabrupto creativo, mezcla de excitación, entusiasmo y angustia. Y creo que es muy importante que eso no se pierda en el compositor. Esto de sentarse a escribir solamente para documentar, sin finalidad comercial. Es la pureza de una persona que quiere vivir de su creatividad. Imposible imaginar que una canción que dice ‘pulmón’ y repite todo el tiempo ‘qué difícil se me hace’, haya tenido la repercusión que logró, el peso cultural que ha tenido”.

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