Qué revelan las palabras tabú sobre las costumbres y tradiciones de cada cultura, según científicos
Una investigación internacional que recogió términos prohibidos en 13 idiomas y 17 países mostró que la percepción de lo ofensivo depende de factores sociales, históricos y lingüísticos
En un mundo donde las palabras pueden ser armas, puentes o espejos de la sociedad, un estudio internacional publicado en Nature ha desvelado cómo el lenguaje tabú, lejos de ser un fenómeno marginal, constituye un rasgo universal de la comunicación humana.
El estudio, liderado por Simone Sulpizio de la Universidad de Milano-Bicocca y Jon Andoni Duñabeitia de la Universidad Nebrija de Madrid, junto a un equipo de cuatro docenas de investigadores de 18 laboratorios, se propuso cartografiar el universo de las palabras tabú a partir de la percepción y producción espontánea de hablantes nativos.
Patrones universales y diferencias culturales en el lenguaje tabú
Según Nature, participaron más de 1.000 personas, todas residentes en sus países de origen y sin dificultades lingüísticas, quienes debieron escribir libremente todas las palabras que consideraban tabú en su idioma. El proceso, cuidadosamente estandarizado y adaptado a cada contexto cultural, permitió construir una base de datos inédita que refleja tanto los puntos en común como las divergencias entre sociedades.
Los resultados mostraron que, aunque existen patrones universales, las diferencias culturales y lingüísticas son profundas. Por ejemplo, términos como “mierda” o sus equivalentes aparecen entre los más frecuentes en inglés, finlandés e italiano, pero no ocupan posiciones destacadas en francés, neerlandés, español ni alemán.
En contraste, insultos dirigidos a mujeres, como “perra”, emergen en todas las culturas analizadas, lo que, en palabras de Duñabeitia recogidas por The Guardian, “refleja la realidad de sociedades donde las mujeres han sido maltratadas, apartadas de las tareas cotidianas y relegadas a un segundo plano”.
El alemán, con su capacidad para formar palabras compuestas, sobresale por la extensión de su léxico tabú, mientras que en Italia la blasfemia mantiene una presencia destacada, con más de 24 términos relacionados con la Iglesia y 17 variantes de expresiones que implican ofensas a Dios, un fenómeno que Sulpizio atribuyó a la influencia histórica del Vaticano y la tradición católica.

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