Ian Astbury: el disco que guarda desde la infancia, el amor por el público argentino y los 40 años de su banda

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La vida del cantante Ian Astbury es la de un viajero incansable. Por el trabajo de sus padres y hasta, incluso, por la falta de trabajo o las crisis económicas, hasta los 20 años tuvo las mudanzas más diversas. Vivió en varias ciudades de Inglaterra, en Canadá, en Irlanda y en los Estados Unidos. Los últimos días de su madre, cuando Ian tenía 17 años, lo encontraron otra vez en el Reino Unido. Quizá, luego de aquella pérdida, la música de algún modo lo haya salvado, aunque no fuera su único refugio (en algún tiempo lo fue el fútbol; de hecho, uno de sus discos lleva por título algo que leyó en una camiseta de Carlos Tévez: Ciudad oculta).

La historia conocida es la que lo tuvo y lo tiene como cantante de The Cult, esa sociedad que mantiene con el guitarrista Billy Duffy desde hace cuatro décadas, con idas y venidas, con pausas y regresos. El tono celebratorio de su próxima visita a la Argentina (que visitó por primera vez con el grupo en 1991 y del que tiene un vivo recuerdo) seguramente se imponga en los shows que dará el 1° y el 2 de marzo en el mítico Estadio Obras.

Para aquello todavía falta un poco. Astbury todavía está en Los Ángeles, en su casa. Está apurado, porque tiene que tomar una clase y no la quiere perder. Sin embargo, se hace el tiempo para conversar de ese lugar que eligió para vivir, de aquella infancia que le abrió las puertas al mundo de la música, de lo que espera del público y aquello que puede recomendar a los que hoy son adolescentes o veinteañeros.

Anteojos bien oscuros, el clásico pañuelo sobre la cabeza que se convirtió en un ícono de tantos músicos del hard rock en los 90 y su celular en la mano. Habla y se mueve por el living de su casa. De fondo se ven varias bibliotecas cargadas de libros. Algunos pertenecen a colecciones y parecen ordenados por colores. Acaso no sea esa la mejor manera para encontrar alguno, pero tal vez eso responda a que (también) lo apasiona la estética, el diseño, lo fashion, desde aquel tiempo en que apareció con la camisa de volados en el video de “Love Removal Machine”, o algunos años antes, también.

Hay cuadros en las paredes y da la sensación de que Astbury siente que ese espacio es como una pequeña galería de arte. En lo que se ve está la respuesta de porqué vive allí. Aunque también se podría preguntar por qué esa casa está en Los Ángeles y en no en un suburbio de Liverpool. Por supuesto que el inglés también tendrá una buena respuesta para ello. “Mi lugar es dondequiera que esté mi familia”, lanza. “Si elijo Los Ángeles es porque es un lugar para refugiados culturales. Culturalmente, creo que Los Ángeles es un lugar muy diverso. Hay tantas culturas diferentes aquí. Hay tantas instituciones filosóficas. Vivo al lado de un templo budista tibetano. Y calle abajo hay templos de cienciología, anglicanos, hinduistas, uno budista sintoísta japonés. La sociedad Krotona y los teosóficos también están en esta zona donde vivo”.

Astbury convive con todo aquello mientras termina de buscar todo eso otro que necesita para ir a sus clases de artes marciales, luego de la entrevista. Mientras tanto acepta un viaje en el tiempo.

Astbury y Duffy, los históricos comandantes de The CultLA NACION

¿Cuál es la primera imagen que cruza por tu cabeza cuando pensás en los 40 años de The Cult?

-Supervivencia. Sí: supervivencia. Cómo logramos llegar tan lejos. Cómo logramos viajar por el mundo muchas veces, vivir muchas vidas diferentes. Eso me viene a la mente. La gente que hemos conocido, las relaciones que hemos tenido y la encarnación de la banda en este momento presente. Eso es algo profundo.

-¿Y cuál es el lugar de The Cult en la escena musical actual, que quizá cuenta con más computadoras que guitarras?

-Bueno, todos estamos conectados a la fuente. Estos son solo medios, formatos. Vi un artículo reciente en Billboard que decía que ahora hay más mujeres jóvenes que nunca tocando la guitarra. Eso es interesante. Quiero decir, la gente todavía toca instrumentos reales. No todo es a través de la programación y el sampleo. Siento que somos mucho más primarios en cierto sentido, porque salimos de una actuación en vivo. No salimos de un dormitorio. Aprendimos a usar la instrumentación en la sala, pero la verdadera evolución de la banda fue en la presentación en vivo. Como si hubiéramos ganado mucha experiencia en vivo.

“[A los jóvenes de 17 años les diría] que dejen el teléfono y tomen un libro. Que vayan a una galería de arte o a un museo y vean Picasso, el Bosco, Goya. Que lean al poeta Federico García Lorca”.

-¿Qué debe esperar el público y qué esperan ustedes del público?

-El público debe esperar algo primal. The Cult como un animal primitivo. Somos bastante primarios en algún sentido, pero también hay algo relacionado con la inteligencia emocional, con la experiencia vivida emocionalmente. No hacemos música ni actuamos solo para hacer una exhibición. Esto proviene de una fuente, proviene de una experiencia. Y luego, supongo, que hay cierto intelecto para poder comunicarnos emocionalmente. The Cult es en vivo, no es sintético.

-Y qué esperan ustedes de una audiencia como la que volverán a ver en marzo?

Espero que dejen los celulares y presten atención [dice y pone cara de pocker mientras sabe que desde el otro lado recibirá una risa]. Vamos a tocar a Buenos Aires desde 1991. La gente viene sabiendo lo que van a obtener y nosotros sabemos qué espera. Incluso, también estuve allí con The Doors [se refiere al proyecto The Doors of the 21st Century, para el que fue convocado como cantante, en 2002, por miembros fundadores del grupo]. Conozco particularmente a los argentinos, especialmente a los de Buenos Aires. Son increíblemente apasionados por la música en vivo. Así que mi expectativa es siempre que el público esté listo para participar de nuestro show y luego se convierte en una sola cosa. La audiencia y la banda se convierten en una experiencia sinérgica. Entonces es una celebración. Es ritualista. Es metafísico. Muy particular de Buenos Aires, del pueblo argentino. La relación, la química. No sé por qué, pero es así.

-Volvamos a viajar en el tiempo, o a lo que te trajo hasta acá. ¿Cómo era ese chico de 10 años que compró un disco por primera vez, aquel single de Bowie “Life On Mars?”.

-Uh, para ese momento ya había estado en unas seis o siete escuelas. Así que siempre fui un outsider cuando era niño. Siempre fui un niño nuevo en la escuela. Pero lo que fue consistente para mí fue la música. Y cuando escuché esa canción, me transportó. Había tanta mística en esa canción… ¡Qué magia! Compré el disco con mi propio dinero, 25 peniques. Todavía lo tengo. Es una de las pocas cosas que tengo de mi infancia. No sé cómo lo conservé, pero aun así lo tengo. Bowie me abrió una puerta y eso fue todo. Corrí por esa puerta. Y el mundo con el que me topé era visto a través de sus ojos, mis ojos mirando a través de sus ojos.

Ian Astbury: “Fui un adulto joven a una edad temprana”Mick Peek

-Y en cierto sentido, si tu madre murió cuando eras un adolescente, ¿te salvó la música?

-Ella murió cuando cumplí 17 años. Pero ya estaba en un viaje, ya estaba en el camino porque estuvo enferma durante unos dos años. Y yo había empezado a independizarme. Cuando mi madre enfermó, dejé la escuela. Tuve que dejar la escuela para trabajar. Era un adulto joven a una edad muy temprana. La música siempre estuvo ahí, pero también entendí que tenía responsabilidades con mi familia. Entonces el mundo se volvió muy real, muy rápidamente.

-Si observás el mundo actual, ¿qué tenés para decirle a alguien que hoy tiene 17 años?

Que dejen el teléfono y tomen un libro. Que vayan a una galería de arte o a un museo y vean Picasso, el Bosco, Goya. Que lean al poeta Federico García Lorca.

-¿Estás convencido de que en el arte van a encontrar respuestas para su futuro?

-Encontrarán una conexión con el momento presente. Quizá, si tienen una experiencia visceral, se acerquen a la verdad. Una forma de acercarse a la verdad es desconectarse de los medios. Ir para encontrar las propias respuestas. A veces los medios pueden guiarte hacia algo, como una sugerencia, ¿sabes? Hay buenos medios, por supuesto que los hay. También hay mucha información y desinformación. La única manera de saber qué es auténtico para ti es ir y probarlo. Creo que instintivamente sabrás si una experiencia es buena o mala para ti. Pero si solo estás buscando placer, en algún momento, el placer terminará. Y luego te enfrentarás a la realidad existencial de ser un ser humano. Y eso es pesado.

¿Sugerencias?

-No lo sé, que empiecen por lo básico. Vayan a leer 1984 de George Orwell.

-¿1984?

-Sí. Bowie estaba obsesionado con eso; quería hacer una ópera. Quería hacer una ópera rock con eso. Yo he leído a Sartre o Baudelaire, a los existencialistas franceses, pero hoy les diría que tomen algunos libros budistas. Echen un vistazo a algo de filosofía budista. Chögyam Trungpa, Pema Chödrön o Alan Watts. También Osho. O que vayan a la India. Tengo más para la lista. Pero me voy, se me hace tarde para mi clase de Muay Thai. Gracias.

The Cult. Estadio Obras (Av. del Libertador 7395). Funciones: 1° y 2 de marzo. Entradas: www.allaccess.com.ar

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