Beran Aliji, el joven aislado que encontró en el ISIS una salida y planeó un atentado en un show de Taylor Swift

“Gracias a las autoridades estamos lamentando la cancelación de las presentaciones y no la pérdida de vidas”, declaró la cantante estadounidense Taylor Swift en sus redes sociales, tras anunciarse la cancelación de tres shows programados en Viena (Austria) durante agosto de 2024. Ese caso protagonizado por Beran Aliji, un joven de 19 años autorradicalizado en línea, aún resuena y expuso el preocupante fenómeno de la captación de jóvenes vulnerables por grupos extremistas como el Estado Islámico (ISIS).
Beran Aliji, un joven nacido en Austria e hijo de inmigrantes macedonios, experimentó un colapso emocional en julio de 2024 que lo llevó a aislarse y renunciar a su empleo como aprendiz en una fábrica. Durante este periodo, comenzó a consumir material propagandístico y a participar en foros en línea vinculados al Estado Islámico, un entorno que aceleró su proceso de radicalización.
En ese sentido, Aliji describió su estado mental como una “crisis” que lo llevó a obsesionarse con su propia muerte y a buscar en el terrorismo una forma de propósito.
Entre los mensajes interceptados por agencias de inteligencia, Aliji comunicó a un presunto miembro del ISIS su intención de atacar un concierto masivo en Viena, específicamente el de Taylor Swift. “Intentaré conseguir un arma y bombas. Si eso no funciona, usaré cuchillos grandes o mataré a un policía para obtener su rifle”, escribió el austríaco.
A pesar de carecer de recursos y experiencia, Aliji se dedicó a intentar fabricar explosivos caseros en su apartamento, aprovechando químicos robados de su antiguo empleo. Aunque logró producir una pequeña cantidad de TATP, un explosivo utilizado por grupos terroristas, la cantidad era insuficiente para causar daños significativos, según los expertos. Al mismo tiempo, trató sin éxito de adquirir armas a través de vendedores ilegales en línea.
El joven también grabó videos en los que juraba lealtad al Estado Islámico y planeaba un ataque con “mártires” inspirado en el atentado de 2017 en Mánchester, que dejó 22 muertos tras un concierto de Ariana Grande. Su obsesión con este evento, combinado con su rechazo a ciertos valores occidentales, como la música pop y los derechos de las mujeres, lo llevó a considerar el concierto de Taylor Swift como un blanco ideal.
La captura de Aliji, junto con la de un amigo que trabajaba en la logística del evento, ocurrió a pocas horas del inicio del concierto, gracias a un monitoreo constante de sus actividades en línea por parte de agencias de inteligencia extranjeras. Este incidente provocó la cancelación de las tres presentaciones en Viena, evitando lo que podría haber sido una tragedia masiva.

A pesar de la derrota de su autoproclamado califato en 2019, el Estado Islámico (ISIS) continúa operando como una amenaza global, aprovechando su capacidad de radicalización a través de plataformas digitales. A diferencia de grupos como Al Qaeda, que priorizaban operaciones centralizadas y ataques coordinados, el ISIS promueve actos terroristas individuales que pueden ejecutarse sin instrucciones directas, incentivando a sus seguidores a actuar independientemente desde cualquier lugar del mundo.
La organización mantiene una presencia significativa en línea, facilitando el acceso a propaganda y tutoriales para la planificación de ataques. Expertos en contraterrorismo advierten sobre el peligro que representa la radicalización temprana, especialmente entre jóvenes. Según un alto funcionario europeo en inteligencia, los adolescentes expuestos a contenido extremista en redes sociales ven en los terroristas figuras heroicas y adoptan comportamientos inspirados en su propaganda. “Niños están viendo videos de ejecuciones y siguiendo a influenciadores extremistas desde edades tempranas”, alertó el oficial, quien prefirió no revelar su identidad.
Esta estrategia descentralizada y digitalizada permite al grupo perpetuar su influencia a nivel global, incluso desde las sombras. Sin un territorio definido, el ISIS opera mediante redes afiliadas en regiones como Medio Oriente, África del Norte y Asia del Sur, llevando a cabo ataques de alta complejidad en países como Siria y Afganistán.
En palabras de Bruce Riedel, exfuncionario de la CIA con 30 años de experiencia, la conexión de ISIS con individuos autorradicalizados combina la ira personal con una narrativa de justificación violenta. “Estas son personas amargadas y enfurecidas. Encuentran en el terrorismo una causa para justificar su vida y su rabia”, indicó el agente retirado.
El caso de Beran Aliji y otros similares subrayan cómo el acceso desregulado a contenidos extremistas en redes sociales, amplifica el impacto de organizaciones terroristas en una era donde la información fluye sin límites. Además de combatir los actos de violencia, los expertos enfatizan la necesidad de abordar las raíces de esta radicalización para prevenir tragedias futuras y proteger a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Los comentarios están cerrados.